La temperatura es uno de los componentes más pasados por alto, aunque imperativo, para un servicio de vino impecable. Consumir vinos a la temperatura adecuada es esencial para garantizar que las botellas se muestren lo mejor posible, aunque saber exactamente a qué temperatura servir vinos específicos puede ser un poco complicado. No desesperes! Hemos creado un detalle simple de las mejores temperaturas para que puedas servir tus vinos y asegurarte que muestren lo mejor de ellos.
Algunos consejos básicos sobre la temperatura de servicio
La temperatura en los vinos influye sensorialmente, acá van algunos datos:
Cuanto más frío es un vino, menos aroma se volatiliza en su copa. Por eso los tintos más complejos se sirven menos fríos que los blancos. Si tu vino no tiene ningún aroma, o los mismos están aplacados, intentá elevarle la temperatura. Esto suele suceder con tintos que pones en el freezer antes de descorcharlos.
El frío resalta/potencia la acidez y los taninos. Por eso los blancos se sirven más fríos que los tintos, para realzar su acidez y porque sus taninos son imperceptibles.
La sensación de alcohol se potencia a mayor temperatura. Si el vino te quema la nariz con olor a alcohol, intentá enfriarlo un poco.
Espumosos
Para mantener esas burbujas picantes y frescas, serví tu vino espumoso bien frío, entre 6 y 8° C. De esta forma te asegurás que las burbujas se sientan puras y precisas, en lugar de espumosas y flácidas (imaginate una Coca Cola caliente). La temperatura fría hace que el gas carbónico no resulte agresivo. Los aromas igualmente se destacarán por el efecto del gas.
Para botellas de alta gama o espumosos de altas crianzas, 8 a 10° C. Enfriar demasiado este vino puede silenciar su complejidad aromática, que solo el tiempo puede proporcionar. Estos vinos, por su estructura y carácter no tan fresco (menos acidez), admiten mayor temperatura.
Blancos
Para blancos jóvenes, de 6 a 8° C muestran su mejor momento, destacando la fruta y la acidez. Es decir, que las características frutales y la acidez aparecerán más pronunciadas, saturando un paladar salivante de la manera más deliciosa posible.
Los blancos más evolucionados o influenciados por la madera se pueden servir a una temperatura más alta, 9 a 11° C, con el fin de preservar los aromas profundos y más pronunciados de los vinos. Además, dado que la madera cede algo de taninos al vino, es conveniente elevar un poco la temperatura con respecto a los blancos sin crianza.
Rosados
Suelen ser más estructurados que los blancos. De todas formas, se beben muy frescos por su acidez destacada, 10 a 12° C.
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Tintos
Los tintos jóvenes se beben a temperatura fresca, de 14 a 16° C, para moderar el alcohol y equilibrar los taninos y la acidez. Suelen ser vinos afrutados y bajos en taninos. Más bien ligeros.
Por su parte, los tintos evolucionados, admiten unos grados más para realzar los aromas, siempre protegiendo el equilibrio entre alcohol, acidez y taninos, 16 a 18° C. Cuando se sirven pasados de temperatura, el alcohol se enfatiza, lo que hace que los vinos sean más difíciles de beber.
Está claro que estas temperaturas son todas estimaciones aproximadas. Servir tus vinos en un rango de temperatura similar a estos números, te asegurará una sesión placentera y satisfactoria!
Experimentá por tu cuenta
La temperatura de servicio afecta en gran medida a los sabores y aromas del vino que vas a beber. La preferencia personal también importa. Si te gusta beber todo helado, lo podés hacer. En Criolla Wine recomendamos fuertemente que hagas las pruebas de temperatura para poder experimentar las diferencias con un mismo vino!
Contanos tu experiencia!